Para esto.

Era más cómodo antes.
Cuando el salto era la causa,
como si no hubiera posibles
que nunca llegan a serlo.
Por eso estoy aquí.

Acongojado poniendo a secar
al sol mis secretos, desnudándome,
en secreto entre lineas que no se
derriten como mi carne que hiede
a mortalidad.

Por eso apago las luces y enciendo
las velas y prendo el romero y como
si de un ritual se tratara voy haciendo
descender los soles y alineando los
planetas.

Voy ordenando en versos la única oración
que formularé en mi vida. Numerándola.
Haciéndola tangible como las semillas que
siembro, valga la redundancia.

Para colmar los folios de esperanza y avidez
que avive las llamas, hasta que rebose de
hambre hasta que haga someterse a los
astros, a nuestra voluntad.

Esos que parecían postrarse ante nosotros
cuando nuestros padres nos llevaban de
la mano.

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Sin título.

Ya no escribo pluscuamperfecto.

Que me lo cuenten otros.