La Dictafloja es más sutil.

Viene como con aires de veneno de serpiente 
que se extiende y se estrega por
tus neuronas y doctrina blasfema esputos negros 
en vacíos legales.
Créeme.

He mareado libros intentando
Entenderlo. En España seguimos
teniendo Rey, pero no gobierno,
y nadie lo ha decidido.

Vivo en un país cuasi-cometa,
donde en el núcleo están los franquistas
y en la cola del paro los pobres.

Que escapan de las de los supermercados
y lloran. Porque tienen hambre pero no tienen
dinero.

He visto una nación destrozada.
Lienzos robados y textos quemados,
de poetas asesinados y pensadores
en fosas comunes que me gritan
que desentierre el pasado.

Podría hablar de la opresión,
del hambre, de la falta de juicio
del Tribunal del Orden Público
y de los bombardeos.

De un canijo que
se convirtió en gigante
tres años después de que
el motor  de la locomotora 
antisemita ganara las elecciones.

Cinco años después
de la constitución Republicana,
alzó la mano, apuntó con el cañón
a Dios y reinstauró la monarquía.

Podría hablar de España,
del País Vasco, de la represión
de la tierra que pisan mis pies
y del Guernica. Podría hablar
de la corrupción,condenar las
guerras, pero hoy, no quiero.

He venido a trazar con tinta sobre sangre la sangre
sobre el suelo del fascismo.

La transición Dictatorial, de la Falange,
del PP, que sigue siendo la Alianza Popular,
del sistema bipartidista y de la corrupción
Política. De la falta de legitimidad
del sistema D´Hont y la teoría del poder.
De la transmutación de la fuerza bruta
en derecho.

El otro día en Torquemada
nos agredieron unos Fachas.
Entramos en un local, una gasolinera
afranquiciada de la "Compañia Española
de Petroleos Sociedad Anónima"en la que
venden navajas del "Generalísimo".

Así que invoqué a Ares o a Jesús y, qué se yo,
incendié el mercado.Entonces el dueño me sigue
hasta el coche gritando y subo al coche y mi colega
acelera.

Y se me acelera el corazón,
Así que me paramos en la siguiente
estación de servicio y un coche aparca
detrás para cercarnos el tránsito.

Raul y siete u ocho fascistas bajan del vehículo,
arremeten a golpes contra el coche
como si se tratara del último aliado de la paz
contra la que intentan combatir. De la justicia.

Qué íbamos a hacer aparte de huir. Eso y
llamar a la guardia civil, claro, que no acaba
de comprender que me están siguiendo en
autopista y me pide que estacione el vehículo.
Van listos.

Así va la vida aquí, a las malas lenguas 
se les humedecen las entrañas 
y hambrientos de guerra hablan bien
 de franco posando en Facebook 
con banderas anticonstitucionales.

Porque no entienden de separación de poderes.
Que donde manda la cordura no gobiernan dictadores.
Son como niños incendiando Mariposas
con sonrisas Maquiavélicas.

Que me perdone Rousseau pero en el Contrató
Social hay cláusulas contractuales más nulas
de pleno derecho que la hegemonía
del psicopatía.

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Sin título.

Ya no escribo pluscuamperfecto.

Que me lo cuenten otros.