Efeméride

Caen tanto búhos
como buitres.
Al final todos.
Muere el mensajero
y el demagogo también,
mueren los viejos sed
scripta manent.

Que va a resultar
que tenías razón,
que al final en esta
tierra solo hacen
mártires y santos
a los necios que
tienen las agallas de
desfallecer en la batalla
y les rinden homenaje
después.

Cuando la noche ni es
oscura ni es na ya, será que
es eso, que a los buenos
los recuerda su gente, a los
malos su familia y, a veces,
ni eso.

Que 101 años de odio
y misantropía son
 demasiados para cualquier
corazón que se precie
y por eso tanto transplante, que
 le podían caer millones
a ese hombre y su geometría
sagrada
y

no me miréis así,
porque esta gente
robo con fuerza
sobre las cosas, y
sobre las personas,
sobre todo por
encima de ellas
y de su coherencia
necedades cuando toda
concha

es igual a expropiaciones,
 a explotaciones petrolíferas
a manos de extranjeros
sin escrúpulos amigos
de los Gobernantes,
 y la especulación.

La crisis del petróleo cuando
un 6% de la población mundial
 consumía en EEUU el 33%
de la energía del planeta, solo,
un añito antes de que el hermano
del cuervo se hiciera su nidito
en la casa blanca como
vicepresidente del
gobierno.

Y desde entonces desigualdad
y hambre y guerra
y qué decir de las lágrimas
de Venus. Mientras David
se cree Adan y corre por los
prados de África por los
desiertos del Sáhara

abriéndole agujeros a
la tierra para insertar sus
máquinas de extraer oro
liquido, agresión con
acceso carnal y hoy
 que la inanición
reina la pobreza
y mueren los cuervos
No va a venir a llorar
Elpis.

Los océanos no le
van a llorar tampoco
 eso puedo prometérnoslo,
 ni la capa de ozono, ni los cascos
polares, tal vez los dólares pero
qué le vamos a llorar
nosotros.

A qué le vamos a
llorar a nada que
entienda lo divino
si el genio del mal
cae en combate.

Fallece David Roquefeller
dicen los titulares, y Satanás
ya no sonríe tanto.
Al final va a resultar
que no solo caen los buenos
y que a los malos también
les rinden homenaje.
Pero a nosotros
nadie.

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Sin título.

Ya no escribo pluscuamperfecto.

Que me lo cuenten otros.