La Dictafloja es más sutil.
Viene como con aires de veneno de serpiente que se extiende y se estrega por tus neuronas y doctrina blasfema esputos negros en vacíos legales. Créeme. He mareado libros intentando Entenderlo. En España seguimos teniendo Rey, pero no gobierno, y nadie lo ha decidido. Vivo en un país cuasi-cometa, donde en el núcleo están los franquistas y en la cola del paro los pobres. Que escapan de las de los supermercados y lloran. Porque tienen hambre pero no tienen dinero. He visto una nación destrozada. Lienzos robados y textos quemados, de poetas asesinados y pensadores en fosas comunes que me gritan que desentierre el pasado. Podría hablar de la opresión, del hambre, de la falta de juicio del Tribunal del Orden Público y de los bombardeos. De un canijo que se convirtió en gigante tres años después de que el motor de la locomotora antisemita ganara las elecciones. Cinco años después de la c...